
Este es el tercer post de nuestra miniserie sobre creatividad e innovación enfocadas a la empresa. Continuamos hoy explicando otras técnicas que habíamos citado en el primero post de la serie. Nos centramos en técnicas grupales. Buscamos con ellas exprimir la capacidad creativa de un grupo de personas y no de una sola.
Se han realizado experimentos científicos que dicen que un grupo de personas trabajando juntas de forma cooperativa consiguen casi siempre resolver mejor un problema que una persona trabajando sola.
En términos de generación de ideas nuevas, estos mejores resultados también parecen darse cuando se trabaja en grupo. Mi experiencia me hace recomendar que aunque seas un empresario que trabaje solo, intentes reunirte con otras personas para que podáis ayudaros mutuamente a generar innovación.
Las principales técnicas que deben o pueden utilizarse en grupo son estas.
Brainstorming
Esta es una de las técnicas de creatividad más conocidas, aunque no siempre se utiliza correctamente. En el brainstorming o tormenta de ideas se plantea un problema y se marca un tiempo corto, de alrededor de cinco a diez minutos, para formular las propuestas. En ese tiempo, todas las personas del grupo pueden intervenir formulando espontáneamente posibles soluciones al problema, es decir, no sirven las pensadas ni razonadas, sino solo las que salgan automáticas. Durante los minutos de brainstorming no se puede opinar ni juzgar las ideas, solo proponerlas. Se debe designar a una persona que anote todas las propuestas, por disparatadas que parezcan. Pasado ese tiempo, es cuando se retorna al uso de nuestra parte racional: las soluciones planteadas se ordenan y analizan, se van desechando las que parezcan inviables o inadecuadas y se acaba por elegir una o dos para intentar su implementación.
SCAMPER
En esta técnica partimos de un producto, servicio o proceso ya existentes y forzamos intencionadamente posibles avances o modificaciones. SCAMPER representa las siglas de lo que debemos hacer para intentar llegar a alguna solución novedosa. Lo explicamos a continuación.
S – sustituir
Trataremos de idear qué elementos de nuestro negocio podríamos sustituir por otros: el lugar donde se entrega el bien o se presta el servicio, el tipo de personal que lo realiza o cualquier otro. Un ejemplo podríamos verlo en los casos en que la cocina vanguardista ha sustituido un ingrediente de una receta tradicional por otro novedoso, como por ejemplo, gazpacho de sandía.
C – combinar
Intentaremos pensar qué otros productos o servicios que normalmente no se ofrecen juntos podríamos combinar. Un ejemplo de esta técnica de combinación podríamos encontrarlo en los restaurantes que además venden los muebles y objetos decorativos que se encuentran en su interior.
A – adaptar
Buscaríamos la adaptación del producto a un nuevo segmento de mercado, o a un nuevo tiempo, o para servir para nuevas funciones, por ejemplo. Podríamos señalar aquí los teléfonos móviles adaptados para personas muy mayores, con pocas funciones y teclas muy grandes.
M – modificar
La modificación puede ser de cualquier elemento: el tiempo, el tamaño, el lugar, el marketing o cualquier otra siempre que tenga cierta entidad. Un caso de modificación sustancial de procesos sería el lean management ideado por Toyota, pero puede haber otros de mucho menor calado.
P – permutar
Hablamos en este caso de utilizar el producto para usos diferentes a los que fue concebido o que son los habituales. Podríamos señalar como ejemplo las cuevas de maduración de quesos o vinos que se convirtieron en restaurantes por lo pintoresco de su aspecto.
E – eliminar
Se trata de eliminar o reducir elementos a su mínima expresión. Aquí podríamos señalar como ejemplo la eliminación de las comidas o de la facturación del equipaje a coste cero en las aerolíneas low cost.
R – reordenar
Buscamos en este punto ofrecer el producto o servicio en un orden diferente orden o también reordenar los procesos de manera diferente. Como ejemplo podríamos señalar uno muy simple de una marca de productos para el cabello que propone una crema suavizante que se utiliza antes que el champú.
6 sombreros de Edward de Bono
Para esta técnica necesitamos 6 sombreros de distintos colores, aunque los sombreros también pueden ser imaginarios. Las 6 personas que intervienen deben asumir un rol determinado que marca el color de su sombrero, intentando pensar y proponer ideas acordes con dicho rol:
- Azul para el moderador, que gestiona los tiempos y ordena las intervenciones
- El sombrero rojo implica que la persona que lo lleva debe dejarse guiar por las emociones al emitir sus opiniones, estén o no justificadas
- El sombrero verde representa el pensamiento creativo, el más “loco” de los roles
- El amarillo nos debe hacer pensar de manera positiva, centrándonos en lo bueno
- El negro es el crítico, que se centra en detectar de forma constructiva qué problemas podrían surgir
- El blanco es sombrero del pensamiento objetivo, que se ciñe a los hechos
Posteriormente, todos los participantes irán rotando el color de su sombrero, y por tanto el rol que asumen. También se pueden poner todos el sombrero de un mismo color e irlo cambiando todos a la vez al mismo para activar juntos cada tipo de pensamiento.
Se trata de una técnica que permite, en primer lugar, analizar un problema que se nos plantea pero también buscar nuevas soluciones para el mismo.
Estas herramientas grupales facilitan la generación de nuevas ideas explotando el talento de un grupo de personas. Ideas que luego podrás transformar en cambios tangibles en tu empresa, ya sean productos, servicios o procesos.
Una vez más, no te quedes en la lectura de este post. Pon en marcha las técnicas, son divertidas y suelen ofrecer resultados mejores y más rápidos de lo que esperamos. Recuerda, si no actuamos, no se producen los cambios que queremos.
¡Buena semana!
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